El libre albedrío es la capacidad del ser
humano de elegir y poder tomar sus propias decisiones. Muchas organizaciones
religiosas están a favor de ésta creencia pero también muchos librepensadores
como Karl Marx, Frederick Nietzsche, Baruch Spinoza, entre otros.
El principio del libre albedrío tiene
implicaciones religiosas, éticas, psicológicas, jurídicas y científicas. Por
ejemplo, en la ética puede suponer que los individuos pueden ser responsables
de sus propias acciones. En la psicología, implica que la mente controla
algunas de las acciones del cuerpo, algunas de las cuales son conscientes. La
existencia del libre albedrío ha sido un tema central a lo largo de la historia
de la filosofía y la ciencia. Existen varios puntos de vista sobre si la
libertad metafísica existe, eso es, si las personas tienen el poder de elegir
entre alternativas genuinas.
El determinismo es el punto de vista según el
cual todos los eventos son resultados inevitables de causas previas, de que
todo lo que pasa tiene una razón de ser.
El incompatibilismo es el punto de vista según
el cual no es posible reconciliar una creencia en un universo determinista con
el verdadero libre albedrío. El determinismo duro acepta tanto el determinismo
como el incompatibilismo, y rechaza la idea de que los humanos poseen un libre
albedrío.
Lo contrario a esto es el libertarismo
filosófico, que mantiene que los individuos tienen libertad metafísica y por lo
tanto rechaza el determinismo. El indeterminismo es una forma del libertarismo
que, según su punto de vista, implica que el libre albedrío realmente existe, y
esa libertad hace que las acciones sean un efecto sin causa. La teoría de la
agencia es una forma del libertarismo que mantiene que la elección entre el
determinismo y el indeterminismo es una dicotomía falsa. Antes que voluntad, es
un efecto sin causa, la teoría de la agencia sostiene que un acto de libre
albedrío es un caso de agente-causalidad, por lo cual un agente (persona, el
ser) causa un acontecimiento. Es una filosofía separada de la teoría económica
y política del libertarismo. El libertarismo metafísico se llama a veces
voluntarismo para evitar esta confusión.
El compatibilismo es el punto de vista que
sostiene que el libre albedrío surge en el exterior de un universo determinista
aún en ausencia de incertidumbre metafísica. Compatibilistas pueden definir al libre albedrío como el surgimiento de una causa
interior, tal como los pensamientos, las creencias y los deseos. La filosofía
que acepta tanto el determinismo como el compatibilismo se llama el
determinismo suave.
Como sabemos, el ideal de los derechos del
hombre ha tenido diversas justificaciones. En una de ellas, la iusnaturalista,
el libre albedrío tiene una importancia primordial, pues no se puede hablar de
derechos y deberes del hombre si éste carece de libertad interna. El tema del
derecho natural se inscribe en ese caso como parte de un sistema ético, en el
cual la presencia de la libertad es indispensable.
Observemos, por ende, que en este esquema la
relación entre libertad interna (espiritual) y libertad social (física)
-entendida como el respeto a los derechos del hombre- es clara y distinta. Una
permite fundamentar a la otra.
No quisiera dejar de hacer una breve
referencia al carácter religioso que presenta el tema de la libertad en
relación con el Cristianismo. Con el advenimiento del Cristianismo,
Esta libertad Sobrenatural no contradice a la
natural. En la concepción cristiana del catolicismo, lo natural y lo
Sobrenatural se distinguen, pero no se contradicen. Esto surge de la vivencia
del misterio de la encarnación: dos naturalezas, una finita (humana) y otra
infinita (Divina) distinguiéndose, pero no contradiciéndose, en una sola
persona Divina (el Hijo). Este equilibrio entre lo natural y lo Sobrenatural se
transmite a otras esferas: equilibrio entre razón y Fe, entre libertad y
Gracia, y, como importante derivación filosófico-política, entre estado e
Iglesia. Esto explica el equilibrio entre libertad y Gracia: pues, así como lo
Sobrenatural no anula lo natural, sino que lo supone y eleva, así la Gracia no
anula la libertad, sino que la supone y la eleva. Y este equilibrio tiene una
consecuencia importantísima: permite la afirmación de la dignidad natural del
hombre, además de la dignidad Sobrenatural que se recibe en el Bautismo; y por
ende permite la afirmación del libre albedrío como facultad natural del
hombre no destruida por el pecado original. Las consecuencias
filosófico-políticas de esta cuestión religiosa son importantísimas: debido
a este equilibrio es que se puede afirmar una dignidad natural del hombre, más
los derechos naturales que surgen del respeto a dicha dignidad, sin ninguna
contradicción con la dignidad Sobrenatural y la libertad Sobrenatural que
surge de la Caridad, esto es, la amistad Sobrenatural con Dios.
No se pretende, con éste trabajo, abarcar en
su totalidad la esencia del libre albedrío. Solamente su parte mas necesaria
para vislumbrar su alcance. Por lo que con todo esto me quedan las siguientes
preguntas para reflexión:
¿Significa el libre albedrío
simplemente la ausencia de coacción en los llamados actos
voluntarios o se afirma con dicha expresión
una verdadera y absoluta capacidad de elegir?
¿Se puede afirmar que la voluntad es libre para elegir, aún cuando observamos en nuestro entorno físico natural la dependencia de leyes mecánicas y deterministas de todos los fenómenos?
Felicidades, enhorabuena, gran trabajo el poder compartir tus luces, fraternalmente GEC.
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