
Desde los albores de la filosofía, el ser humano ha tratado
de definir la conciencia de manera precisa e inequívoca. Esto no ha sido
posible. Hay muchas definiciones y todas ellas tienen un uso práctico en su
campo ya sea éste filosofía, psicología, medicina, pedagogía, ética, etc...
A través del tiempo, la conciencia ha sido definida de diferentes maneras:
Siendo la conciencia tan difícil de definir, preguntémonos por sus características adyacentes: ¿dónde se localiza? ¿Cómo se auto percibe? ¿Cómo se dirige a nosotros? ¿Qué es consciente en nosotros? ¿Hay estados o niveles de consciencia? Indudablemente, es complicado localizar un fenómeno del que no se tienen medios para identificar ni su presencia, ni su ausencia, ni su composición ni cualquier parámetro conocido de espacio, tiempo; ni transformación de energía alguna para caracterizar su ocurrencia. Es absurdo pretender localizar la conciencia en algún punto en particular.
A través del tiempo, la conciencia ha sido definida de diferentes maneras:
- "La conciencia no implica tanto el conocimiento del mundo que nos rodea, sino una sabiduría que parte del conocimiento propio". Sócrates.
- "La conciencia es la acción que tenemos de las sensaciones, pensamientos y sentimientos que se experimentan en un momento determinado". Sigmund Freud.
- "Es la sabiduría que se encuentra en las profundidades de uno mismo". San Agustín.
- El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española la define como: "capacidad innata que nos indica qué está bien y qué está mal y apunta a un concepto moral, a la ética o a cierto campo de la filosofía".
Siendo la conciencia tan difícil de definir, preguntémonos por sus características adyacentes: ¿dónde se localiza? ¿Cómo se auto percibe? ¿Cómo se dirige a nosotros? ¿Qué es consciente en nosotros? ¿Hay estados o niveles de consciencia? Indudablemente, es complicado localizar un fenómeno del que no se tienen medios para identificar ni su presencia, ni su ausencia, ni su composición ni cualquier parámetro conocido de espacio, tiempo; ni transformación de energía alguna para caracterizar su ocurrencia. Es absurdo pretender localizar la conciencia en algún punto en particular.
Sin embargo, estudios modernos del cerebro han determinado
las áreas del cerebro relacionadas con estar despierto: a través de una
Tomografía de Emisión de Positrones (TEP), se puede observar en la pantalla de
una computadora ésas áreas iluminadas con glucosa marcada con radioisótopos de
consumo, y a través de éste examen podemos comprobar sus actividades
metabólicas y patrones eléctricos determinados con otras pruebas.
Si la conciencia humana se define como darse cuenta de que
uno se da cuenta de algo, podemos decir que mientras adquiría ése conocimiento
estaba despierto y por lo tanto pude asimilar que de algo me dí cuenta. Por
ende, la experiencia de ser consciente solamente puede ser comprendida desde la
perspectiva de una tercera persona, es decir, que tengo que pensar y actuar
como yo pero evaluarme como alguien más: alguien fuera de mí.
Entonces tenemos, hasta ahorita, que la conciencia es
personal, evaluadora y multidimensional. Y es ésta consciencia la que es
responsable de la construcción de nuestro universo simbólico, intencional y
ético.
La Conciencia en Oriente:
·
En el Yoga Tántrico se encuentra una descripción
de “conciencia” o “chakras” localizados en el cuerpo sutil.
·
En el Budismo: No acepta la existencia de un
“Yo” permanente e inmutable. Según la doctrina de los skandas, la consciencia
puede ser visual, gustativa, olfativa, táctil y mental.
·
En el Budismo Tibetano, la conciencia recibe
importancia primordial, existiendo amplios estudios sobre ella. Hay
independencia entre mente y cuerpo, pudiendo ésta sobrevivir a la muerte.
La Consciencia para
la Filosofía:
Con origen en el vocablo latino conscientia (“con
conocimiento”), la conciencia es el acto psíquico mediante
el cual una persona se
percibe a sí misma en el mundo. Por otra parte, la conciencia es
una propiedad del espíritu humano que permite reconocerse en los
atributos esenciales.
Como dijimos anteriormente, resulta difícil precisar qué es la
conciencia, ya que no tiene un correlato físico. Se trata del conocimiento
reflexivo de las cosas y de la actividad mental que sólo es accesible para
el propio sujeto. Por eso, desde afuera, no pueden conocerse los detalles de lo
consciente.
La etimología de la palabra indica que la conciencia incluye
aquello que el sujeto conoce. En cambio, las cosas inconscientes son las que
aparecen en otro nivel psíquico y que son involuntarias o incontrolables para
el individuo.
La filosofía considera que la conciencia es la facultad
humana para decidir acciones y hacerse responsable de las consecuencias de
acuerdo a la concepción del bien y del mal. De esta manera, la conciencia sería
un concepto moral que pertenece al ámbito de la ética.
La Conciencia para la
Psicología:
Para la psicología, la conciencia es un estado cognitivo
no-abstracto que permite que una persona interactúe e interprete con los
estímulos externos que forman lo que conocemos como la realidad. Si una persona
no tiene conciencia, se encuentra desconectada de la realidad y no percibe lo
actuado.
La psicología distingue entre los niveles consciente
(establece las prioridades), preconsciente (depende del objetivo a cumplir) e
inconsciente (no se racionaliza). La estructura de la conciencia está dada por
la relación que establecen estos tres niveles.
A través de la conciencia un individuo consigue tener una
noción de sí mismo y de su entorno; es uno de los elementos que asegura la
supervivencia de un ser vivo, pues le permite estar alerta a los peligros y
actuar en consecuencia.
Este proceso, aunque resulta sumamente sencillo a simple
vista, es el resultado de varios fenómenos psíquicos que tienen lugar en la
mente de los individuos a cada instante sin que él tenga total noción de ello.
Para resumirlo, este proceso consiste en entender el entorno a través de los
sentidos y analizarlo con la información que ya se tiene (la cual fué
desarrollada a partir de las experiencias con las que el individuo haya tenido
que enfrentarse), la memoria.
Si la conciencia de
un individuo funciona del modo “adecuado”, las valoraciones que éste hará sobre
su realidad serán claras y le permitirán llevar una vida estable; si por el
contrario, dado que ha padecido determinadas situaciones traumáticas, puede que
su manera de entender en entorno no sea lúcida y, por ende, tome decisiones que
causarán desajustes en su entorno. En este punto puede decirse que lucidez y
claridad son sinónimos son para la psiquiatría los aspectos que definen una
conciencia sana.
Cuando estamos despiertos nuestra conciencia se encuentra
alerta y sólo se relaja cuando dormimos, momento en el que el subconsciente
puede expresarse y lo hace a través de los sueños; por eso muchos especialistas
basan sus estudios sobre el universo psíquico de los pacientes teniendo en
cuenta aquello que recuerdan de los sueños, pues en ese momento no existen
estructuras ni preconceptos y lo que se muestra sale sin ser analizado,
pudiendo acceder a un espacio del individuo que durante el estado de conciencia
se encuentra absolutamente oculto.
Es importante señalar que una de las causas de las
alteraciones en la conciencia pueden ser problemas biológicos y psicológicos.
El abuso de ciertas sustancias tóxicas como alcohol y fármacos, puede afectar
determinadas zonas del cerebro y provocar alteraciones en la conciencia que
pueden ser de diferentes niveles. También ciertas enfermedades
psiquiátricas como la ansiedad y la
depresión, pueden causar los mismos trastornos en la forma en la que el
individuo concibe la realidad.
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